Las noches con una hija sorda son diferentes, complicadas, a veces, y divertidas, otras.
Cuando Aitana era pequeñita y todavía no hablaba, deseaba dormir con siete u ocho chupetes porque se dio cuenta de que era su método para llamarnos. Al lanzar sus chupetes al suelo o contra la puerta del armario, el ruido al golpear nos despertaba a su papá y a mí, y acudíamos a su llamada.
Tu enlace:
http://lolessancho.com/blog/como-son-las-noches-con-una-hija-sorda/
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario