Viajar por todo el mundo en su infancia le abrió los ojos. Su padre era miembro del CID, el servicio de investigación del Ejército de Estados Unidos. De Alemania a Italia, con largas temporadas en Washington y Nueva York, la vida de Ángela María Nardolillo (Frankfurt, 1980) dio un giro cuando en la adolescencia comenzó a perder audición. Hoy no oye por el oído izquierdo y ha perdido cierta capacidad por el derecho. Cuando se le habla, en español o inglés, mira atentamente a la boca y mantiene una conversación con normalidad, pero se siente mucho más a gusto con el lenguaje de signos.
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