Pese a que el suelo temblaba bajo sus pies, Ansu agarró al niño de los brazos y lo sacó a rastras de su cuarto para evitar que muriese si se derrumbaba el edificio. La escena se producía ante la mirada atónita de voluntarios y enfermeras, que al verlos fuera del edificio acudieron a su auxilio. Para quienes conocen a Ansu no fue tanta sorpresa. A su corta edad se ha convertido en una madre para Kismat, a quien carga en brazos muchas veces a pesar de que apenas puede con él. Le da de comer y lo cuida, como hace con otros discapacitados, pero con Kismat parece haber conectado especialmente.
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